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Volver al colegio después de un descanso, ya sea tras las vacaciones o incluso después de un fin de semana, siempre implica un proceso de adaptación tanto para los niños como para las familias.
En medio de estos cambios las rutinas se convierten en un espacio de seguridad y confianza. Para los alumnos, especialmente en preescolar, contar con hábitos claros y consistentes les ayuda a iniciar el día con entusiasmo y serenidad, favoreciendo su desarrollo académico y personal.
¿Por qué son tan importantes las rutinas?
Las rutinas son como abrazos invisibles: ofrecen estabilidad, orden y confianza. Le enseñan al niño que cada día tiene un ritmo y que puede anticipar lo que viene, lo cual reduce la ansiedad y fortalece su seguridad emocional.
Pequeñas rutinas que hacen la diferencia
- La noche anterior: preparar mochila y uniforme juntos, leer un cuento o acostarse temprano.
- Al despertar: comenzar con palabras de ánimo, permitir que el niño elija algún elemento de su lunch y acompañarlo en sus preparativos.
- Camino al colegio: recordarle que se divertirá y aprenderá mucho; un pequeño detalle simbólico puede darle seguridad (un corazón en un papelito, un listón en la mochila).
- Al salir del colegio: recibirlo con alegría, escucharlo y compartir también cómo fue tu día.
Nuestro compromiso como colegio
Cada niño tiene su propio ritmo de adaptación. Nuestro compromiso es acompañar a cada familia en este proceso, asegurándonos de que cada regreso —sea al inicio del ciclo, después de vacaciones o tras un fin de semana— esté lleno de confianza y alegría.
